Año 3 & 16, número 6
Publicado: 1 de julio de 2010 y 7 de julio de 2023
Dedicado a
nitya-līlā praviṣṭa oṁ viṣṇupāda
Śrī Śrīmad Bhakti Prajñāna Keśava Gosvāmī Mahārāja
Inspirado por y bajo la guía de
Śrī Śrīmad Bhaktivedānta Nārāyaṇa Gosvāmī Mahārāja
No somos la materia - somos la potencia
No somos la materia – somos la potencia. La posición de la jīva es que siendo parte del taṭasthā-śakti (potencia marginal) puede disfrutar de la energía material, puede dejar de disfrutarla y puede volver a su posición original. Situada en un sentimiento devocional puede ofrecer sus servicios al Absoluto en lugar de coleccionar sirvientes de este mundo, que es el afán del cerebro engañoso. Esa disposición hacia el disfrute no es más que un cebo y una trampa, y no nos conducirá al Absoluto. La comprensión del yo verdadero es lo que nos conducirá allí.
Primero debemos ser conscientes de esto: necesitamos recibir la bendición divina, nuestra propia bendición, del mismo yo. Como ahora estamos en el cuerpo humano, tenemos la oportunidad de conocer el hecho de la trascendencia. Los seres inanimados no son conocidos como conscientes. Están privados de la facultad de comprender la vibración sonora trascendental. Ni siquiera podemos comunicarnos con ellos sobre sus necesidades futuras. Pero al tener una vida humana, estamos en una condición que nos permite escuchar, a través del sonido trascendental, una respuesta perfecta a nuestro deseo de obtener lo más elevado que uno pueda anhelar.
A través de nuestra actividad perceptiva, hemos experimentado nuestra finitud tanto en nacimientos anteriores como en éste. Nos hemos encontrado con muchas cosas y hemos llegado a la conclusión de que debemos buscar lo mejor. Y para ello se nos llama a prestar la debida atención a nuestra propiedad, nuestra propiedad eterna. Esta llamado se basa en la oportunidad que nos ofrece nuestro actual cuerpo humano.
Al pensar que somos almas condicionadas, siempre nos fijamos en el aspecto exterior de nuestra existencia -es decir, en el cuerpo externo que tenemos- y luego pasamos a inspeccionar el aspecto interior que llamamos nuestro cuerpo astral. Ambos van y vienen, por lo que no tienen referencias eternas asociadas a nosotros. Pero como nuestras almas son eternas, no podemos considerar que el cuerpo externo insustancial o el cuerpo interno transitorio sean idénticos al alma. Se incorporan más tarde por abuso de nuestro libre albedrío. Cuando abusamos de ese libre albedrío, o cuando mostramos nuestra desconfianza para servir al Absoluto, al Alma Suprema, nos creemos con derecho a dominar la naturaleza y los fenómenos naturales. Pero estas cosas, por así decirlo, sólo tienen un nivel temporal de existencia. El yo eterno nunca debe considerarse idéntico a la mente, que no es más que un agente del alma y está diseñada para inmiscuirse temporalmente en el mundo exterior.
No debemos confundirnos con el símil de que la rotura de la vasija es como la disolución del cuerpo material*, y no debemos llegar a la conclusión de que no tenemos otro destino que ser absolutamente idénticos al Alma Suprema, pues no es así. En realidad somos cavidades mensurables, como el espacio hueco dentro del frasco. Por el simple hecho de romper el marco externo, no debemos pensar que nos volveremos inconmensurables. Decididamente, siempre somos mensurables. Esta medida, o la plataforma misma de la finitud, es suficiente para que no nos consideremos el Alma Suprema. El ser finito nunca debe pensar que un ejemplo de finitud pueda reivindicar ser el infinito. De ahí que Śrī Kṛṣṇa Caitanya nos haya dicho que, en el núcleo de tu ser, no eres más que un Karsna (adorador del Señor Kṛṣṇa), o un Vaiṣṇava (adorador del Señor Viṣṇu). No tienes otra función eterna que la de servir a Śrī Kṛṣṇa.
* El aire contenido dentro de un frasco se mezcla con la totalidad del aire cuando el frasco se rompe.
Requerimos una solución para los diversos problemas de nuestra vida, pero somos susceptibles a las interrupciones y perturbados por las relaciones externas en las cuales potencialmente debemos reunirnos y discutir diferentes ideas y pensamientos contenciosos del exterior. Así que requerimos instrucción divina para nuestro objetivo. Nos lo asegura el himno cantado por el Señor Supremo Śrī Kṛṣṇa:
sarva-dharmān parityajya
mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja
ahaṁ tvāṁ sarva-pāpebhyo
mokṣayiṣyāmi mā śucaḥ
Bhagavad-gītā (18.66)
La esencia de esta declaración es "Depende de Mí. No te arrepentirás de tal sumisión. Todo lo que hayas adquirido hasta este momento, déjalo a un lado y acércate a Mí. Yo dictaré el camino que deberás adoptar".
Del “The Gaudiya”, volumen 26, número 10
Adaptado por el equipo de Rays of The Harmonist
Traducción del inglés: Indirā dāsī
Corrección de pruebas: Nandini dāsī