Rays of The Harmonist On-Line Edition
śrī śrī guru gaurāṅga jayataḥ!


Año 2 y 15, número 4
Publicado: 20 Mayo 2022


Dedicado a
nitya-līlā praviṣṭa oṁ viṣṇupāda

Śrī Śrīmad Bhakti Prajñāna Keśava Gosvāmī Mahārāja


Inspirado por y bajo la guía de

Śrī Śrīmad Bhaktivedānta Nārāyaṇa Gosvāmī Mahārāja

Teísmo puro

por Śrī Śrīmad Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura Prabhupāda

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Entre todas las entidades vivientes que interactúan con este mundo fenoménico, el hombre sostiene una posición de supremacía, y alberga la esperanza de permanecer en tal posición en el futuro, incluso después de transmutar de su tabernáculo actual. La cualidad de raciocinio está asociada con el hombre, quien contempla la esperanza de que, siempre que sea posible, use su facultad de discriminación de la manera más apropiada.

Sabemos que dependemos de otras entidades racionales para que nuestras actividades racionales propias encuentren una exposición real. Tal dependencia es un elemento inseparable de nuestro ser. Sin embargo, y a pesar de ello, nuestro ego intenta incesantemente eliminar todos los inconvenientes del ambiente mundano obligándonos a ejercer algún poder inherente propio.

Todos estamos provistos de sentidos materiales y estos no tienen ninguna función más que asegurarnos el éxito en cada intercambio. Ciertamente, cuando examinamos un caso en particular, encontramos que el ímpetu hacia la gratificación de los sentidos es nuestra característica principal. Este rasgo, presente en muchos de nosotros, a menudo promueve mayores deseos de buscar nuestra gratificación personal a costa de nuestros semejantes en este mundo.  Cuando, en la busqueda de placeres sensuales, nos encontramos con problemas y esperamos que otros vengan en nuestra ayuda, nos obligamos posteriormente a hacer un esfuerzo en contribución a la armonía social. Pero no podemos vivir, si reprimimos nuestra tendencia a invadir a nuestros amigos y semejantes en este mundo. Aún así, el mandato social para controlar nuestros sentidos, domina todas nuestras decisiones en virtud de nuestra preocupación por los principios cívicos. De esta manera, mientras que la autonomía se entiende como un factor deseable para la felicidad en esta vida, nos encontramos bastante restringidos en nuestros movimientos.

Ahora debemos depender de lo Absoluto para que nos guíe hacia una solución harmoniosa a este dilema. La presión por nuestra necesidad de felicidad, nos obliga a considerar racionalmente los méritos y las desventajas, de nuestra situación. En tal reflexión racional, nos damos cuenta de que todas las representaciones fenoménicas se pueden rastrear hasta alguna fuente original. Sin embargo, incluso entonces, nos sentimos insatisfechos con el concepto de que este aspecto demostrativo universal  es en sí mismo, un refugio sagrado lleno de todos los suministros que necesitamos. Por lo tanto, volvemos a nuestro modo anterior de reflexión racional, en un intento de descubrir el tesoro aún escondido detrás de todas las manifestaciones esotéricas.

La fuente esotérica original sobrepasa a perpetuidad, las desventajas de la región fenoménica. Por ello, cuando se presenta ante nuestra visión, estamos obligados a considerar Su situación: Él es el conocimiento eterno y bienaventurado, trascendente a todas las áreas de especulación mental.

No obstante, después de escuchar que esta Superalma proclama incorporar solamente a almas puras libres de contaminación en el seno de Su plano harmonioso, puede ser que nos inquietemos por las posteriores especulaciones de nuestra mente:

“¿Por qué esa Alma Suprema, el Objeto Trascendental principal, no abraza el concepto de una inclusión total? Es decir, ¿por qué no incluye  ambos, lo material y lo inmaterial, además de lo parcial y lo completo? y ¿por qué no incluye los dos extremos de las variadas realidades continuas?”.

El hecho es que, esta misma facultad de nuestra mente por la especulación, también nos llevará a darle crédito a la teoría de que Dios es idéntico a todo, una teoría cuyo principal rasgo es la negación total de cada tipo de fenómeno.

Individualidad es un elemento necesario en mi, como lo es en todos. Veo que las situaciones individuales de cada uno de nosotros son el tema de nuestras actividades recíprocas. Tales situaciones individuales son numerosas, y con sus variadas disposiciones dentro del alcance de nuestra experiencia actual de existencia fenoménica, suelen ser eufóricas. ¿No debería existir algún vínculo común entre tal multitud de posiciones? Para llegar al mismo resultado, con frecuencia aceptamos ideas de una realidad impersonal y relatividades desasociadas.

Al percibir la unidad absoluta en esta manera, personas mundanas demuestran así la apatía vanidosa inherente a su concepción, la cual es equivalente a la envidia hacia el Ser Absoluto. Solo para calmarlos, el Ser Absoluto les presenta entonces Su aspecto de infinidad, el cual está más allá de toda designación mundana y limitada en términos de tiempo y espacio. De hecho, nuestra limitada perspectiva en relación con el dominio fenoménico no debe imponerse a la Personalidad del Entero completamente Independiente. La Personalidad de Dios debe ser abordada con humildad, no sujeta a nuestra inspección sensorial, como si fuera un acusado en la corte. Debemos aceptar que todas las existencias son y deben ser Suyas. Este método de planteamiento se conoce como teísmo puro.

 

Adaptación del The Gaudiya. Volumen 25, número 10
por el equipo de  Rays of The Harmonist

Traducción del inglés: Indira dasi
Corrección de pruebas: Nandini dasi

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